Las mascarillas con olor a genitales están de moda
Publicado el Jueves, 25 de Febrero de 2021Volver atrás
Como todos ya sabemos, el uso de mascarilla resulta imprescindible como medida para frenar los contagios de la covid-19. A pesar de su gran utilidad y de que algunos se han acostumbrado a llevarla, no podemos negar que para la gran mayoría siguen siendo muy incómodas. Cuando llevamos puesta una mascarilla nuestro campo de visión se reduce; no podemos ver con claridad el rostro de las personas; nuestras lentes se empañan; nos causan acné y rozaduras en las orejas. Sin embargo, para un pequeño grupo de la población el uso de la mascarilla ha significado poder satisfacer uno de sus deseos sexuales preferidos. Hablamos de aquellos elegidos que se sienten atraídos por el olor de la ropa interior usada, también denominados snifffrer. Si, como lo oís, hay fetichistas para las que el olor de la ropa interior usada de una persona desconocida resulta, cuanto menos, excitante. Por tanto, si veis a alguien con mascarilla que parece particularmente fascinado, probablemente haya pagado por el placer de usar una mascarilla que huele a la vagina o los pies de otra persona.
¡No, no es una broma! Aunque parezca mentira las mascarillas con olor a genitales llevan con nosotros casi desde el inicio de la pandemia. Por ejemplo, a mediados del año 2020 conocimos la noticia de que una empresaria de Málaga había abierto un negocio de venta de mascarillas de este tipo. Nos referimos a Fernanda Remedios, quien tras ser despedida del hotel donde trabajaba por la crisis económica derivada de la pandemia, decidió dedicarse a la venta por Internet. En concreto, Fernanda, abrió un negocio en el cual vendería todo tipo de mascarillas, pero, sobre todo, de mascarillas con olor a ropa interior usada. En tan solo 24 horas, las 500 unidades de la primera remesa se agotaron se agotaron por un precio de 12,50 euros. Poco después, Fernanda Remedios era entrevistada por varios medios locales donde afirmo que se había dado de autónoma con su empresa Coronapussy S.L.
Una gran oportunidad para los fetichistas de Sniffr
Al margen de estos casos anecdótico, lo cierto que la situación en la que vivimos ha sido beneficiosa para los vendedores de artículos fetichistas. Y es que desde que comenzase la pandemia los empresarios de este tipo de negocios han aprovechado para incluir en sus catálogos artículos como las mascarillas con aroma a tangas, calzoncillos y calcetines. Los propietarios de este tipo de servicios se hacen llamar sniffer, nombre que deriva de la página Sniffr, una plataforma de Internet dedicada a la venda de ropa usada para personas fetichistas. En el caso de las mascarillas, la mayor parte de ellas rondan un precio de 15 dólares, pero pueden alcanzar hasta los 250 dólares. El precio dependerá de factores como el físico y edad de la persona que "vende" su aroma íntimo, el color y la forma de la mascarilla, de sí se trata de alguien anónimo o de un profesional de la industria del porno, etc. Cuando nos referimos a profesional, queremos decir actores y actrices porno, así como modelos de los chats de sexo.
Como cabria de esperar, la mayoría de las ventas tienen que ver con mascarillas con olor a vagina, es decir, mascarillas con aroma a tanga usado. Sin embargo, los interesados pueden escoger entre múltiples opciones más como, por ejemplo, las mascarillas con olor a pies, a tetas o culo. Respecto al material, la mayor parte de las remesas de mascarillas son de tipo quirúrgico. Sin embargo, también se vende -por más precio- mascarillas de tela diseñadas según los gusto de cada persona. En este último caso, la mayor parte son superan los 100 dólares y despiden el aroma íntimo de una actriz porno, o bien, de una modelo de chats de sexo.
Muy populares tambien en Reddit
Reddit es la otra gran plataforma donde los fetichistas pueden encontrar este tipo de artículos. Sin ir más lejos, Sidney77 (seudónimo de una vendedora de Reddit), comenzó a vender mascarillas de forma particular a las pocas semanas del inicio de la pandemia. Según Sidney77: «Quería ofrecer algo nuevo y emocionante y disfruto haciendo feliz a la gente en tiempos difíciles. Las mascarillas son un buen complemento en la escena del fetiche de los calzones usados. ¡Es atrevido!». La vendedora cobra en torno a 25 dólares por sus mascarillas, eso si, el olor que desprenden es el de ella misma. Al no tratarse del aroma de una actriz porno o modelo de chats de sexo el valor es mucho menor, señala Sidney77. Quienes adquieren este tipo de artículos se ven atraídos por el hecho de compartir un secreto íntimo -entiéndase, olor- de alguien desconocido. «Pueden pasearse por ahí con un pequeño y sucio secreto», prosiguió Sidney77. Además es de sobra conocido que a muchas personas -sobre todo, hombres- les excita el olor de la vagina de una mujer. Por tanto, no resulta tan extraño o extravagante la idea de vender mascarillas de este tipo tan peculiar.
Una moda que viene de lejos
A pesar de lo extravagante que pueda parecer la idea de las mascarillas con olor a genitales o ropa interior, se trata de un concepto que viene de lejos. De lejos tanto por el tiempo como por su procedencia. El fetiche de la ropa usada -y, por ende, el de las mascarillas con olores íntimos- procede de Japón. En el país del sol naciente, durante la década de los 80, surgió una nueva moda fetiche que consistía en la adquisición de ropa interior usada con fines puramente eróticos. El producto más deseado por los japoneses eran los tangas de las colegialas japonesas, los cuales utilizaban con fines masturbatorios. Hoy en día, esta moda fetichista es más que un hecho en Japón. Incluso, en algunas calles de ciudades como Tokio, Yokohama u Osaka se puede adquirir estos artículos por medio de máquinas emprendedoras.
A partir de los años noventa el fetiche de la ropa usada comenzó a llegar a Occidente. En la actualidad existe un gran mercado en torno a este tipo de productos: venta de ropa desechada; venta de ropa interior de hombre y mujer; venta de ropa interior de actrices y modelos de chats porno; venta de ropa de deporte usada...
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