
Cronología de la industria del porno durante el siglo XX
Publicado el Lunes, 10 de Marzo de 2025

Historia de la industria del cine para adultos en el siglo XX
El porno en la década de 1960: una industria en la sombra
Si viésemos una película para adultos de los años sesenta del pasado siglo pensaríamos que el director, cuando la grabo, quería tomarnos el pelo. Y es que la mayoría de las películas pornográficas de esta etapa de la industria adulta dejaban mucho que desear. Eran escenas que hoy son catalogadas como porno suave -softcore- de baja calidad y con un guion, francamente, patético. Esto no debería sorprendernos, ya que hablamos de los albores del cine adulto donde el dinero era escaso y la mayoría de las producciones se elaboraban de forma independiente. Los grandes estudios de cine XXX brillaban por su ausencia en aquellos años. Es más, una parte sustancial de las películas se elaboran en a penas unas horas para sacar provecho de la creciente demanda de contenido softcore. Generalmente, era películas en las que el espectador podía ver chicas desnudas, o bien sexo NO explicito y heterosexual en salas de cine grindhouse. Adicionalmente, también se elaboraron algunos filmes que solo mostraban desnudos -nada de sexo- y a las cuales se les llamó “nudies”.
El cine para adultos apareció en la primera década del siglo XX, casi a la par del convencional. Sin embargo, debido a la censura propia de aquella época, las películas con contenido sexual estaban terminantemente prohibidas en las salas de cine. Pasarían muchas décadas hasta que las cintas VHS e Internet (con sus increíbles plataformas de webcams porno) facilitarán muchísimo el acceso de la población al contenido pornográfico. Por aquel entonces, quienes deseaban ver contenido explícito solo tenían una opción legalizada: acudir a un espectáculo de striptease en algún establecimiento físico. Pero echa la ley, echa la trampa. Pese a la censura imperante, muchos productores y artistas independientes comenzaron a buscar la forma de eludir las leyes. Grabaron pequeños cortos en blanco y negro de manera clandestina que luego se reproducían a través de máquinas de carretes ciervo (loops). Aunque este contenido era ilegal y carecía de trama o sonido, tuvo una gran acogida entre quienes no temían el riesgo de ser descubiertos por las autoridades. También es cierto que estas escenas se visualizaban en lugares privados.
Durante toda la primera mitad del siglo XX, el porno siguió elaborándose y reproduciéndose de la manera misma manera a la que se ha hecho referencia. No obstante, todo cambiaría con la llegada de los años sesenta y la subsiguiente liberación sexual acaecida en Estados Unidos y Europa Occidental. En los años sesenta, los gobiernos de las naciones occidentales suavizaron la censura y comenzaron a adoptar sistemas de clasificación para las películas. De este modo, muchas de las escenas que antes se consideraban polémicas (por ejemplo, un hombre y una mujer besándose) pudieron emitirse a través del cine y la televisión. Obviamente, este fenómeno también tuvo una repercusión profunda en la industria adulta de la época.
A medida que la censura fue desapareciendo las películas convencionales y series de televisión fueron incluyendo escenas cada vez más picantes. Ahora, muchas salas de cine de Estados Unidos y Europa emitían películas clasificadas como convencionales, pero en las que las secuencias con contenido erótico se multiplicaban con rapidez. En la actualidad, estos filmes no los consideraríamos como pornografía. Sin embargo, para los estandartes de la época eran algo revolucionario, prohibido. De hecho, los estudios de cine vieron que estas películas con sexo no explicito y desnudos tenían una gran acogida entre la población. Las taquillas de las salas de cine siempre estaban a rebosar de personas deseosas de ver por primera vez este porno primitivo. Este fenómeno vino acompañado de una verdadera revolución sexual que, finalmente, dio lugar al establecimiento de la industria adulta en Estados Unidos y algunas naciones europeas, como Francia, Alemania o Países Bajos.
Durante toda la década de los sesenta, se fundaron decenas de estudios de cine adulto y revistas de contenido erótico. Además, también vieron la luz las primeras empresas especializadas en el diseño y la fabricación de, los tan célebres en las webcams porno, juguetes sexuales. La primera escena que dio el pistoletazo de salida para el desarrollo de la industria adulta actual fue la icónica cinta Blue Movie (1969) de Andy Warhol. Esta película fue esencial, ya que atrajo el interés de decenas de miles de espectadores en Estados Unidos, generando una verdadera ola de cultura pornochic. En sintonia con lo que estaba sucedió en Norteamérica, en algunas naciones de Europa también se estaban estrenando películas con contenido mucho más explícito. De hecho, fue Dinamarca donde se legalizó por completo el cine porno y las industrias relacionadas con este. Concretamente, el cine porno es legal en la nación escandinava desde 1967.
En el continente asiático, Japón jugo un papel fundamental en el establecimiento de la industria pornográfica. Los directores y productores nipones son pioneros en el contenido adulto asiático. Durante la década de los sesenta, los cineastas japoneses ampliaron los límites del contenido erótico con su propio género: el meñique. A finales de la década, y entrando en los primeros años 70 con películas como Garganta profunda (1972), dio comienzo la Edad de Oro del porno. Los productores de pornografía pudieron trabajar dentro de un nuevo conjunto de leyes de censura, creando un círculo en rápida espiral de oferta y demanda. El apetito por la desnudez frontal completa y el sexo explícito lanzó la pornografía a una nueva estratosfera de popularidad.
El porno en la década de 1970: bienvenidos a la edad de oro
Conocida como la Edad de Oro del Porno, este periodo abarca desde el año 1969 a 1984, y vio cómo el contenido para adultos evolucionaba del softcore al hardcore. Desde finales de la década de los 60, la percepción sobre la sexualidad había estado cambiado de manera drástica y la censura frente al contenido explícito se había suavizado. Esto provoco un incremento exponencial en la demanda de pornografía por parte de la población. Como se explicó en el apartado anterior, antes de 1969, las escenas adultas eran en su mayoría porno softcore. Sin embargo, en una década marcada por una revolución social respecto a la sexualidad y una legislación más progresista, las escenas comenzaron a mostrar sexo explícito de verdad. Durante esta época, la industria adulta también experimento un éxito comercial sin precedentes, llegando a un público mucho más numeroso y tradicional. Algunas de las películas pornográficas más populares de esta etapa fueron The Devil in Miss Jones, Deep Throat y Blue Movie. Estas cintas llegaron a ocupar los titulares de algunos de los periódicos más importantes de Estados Unido. Incluso se debatieron en programas de televisión. Es más, fueron tan populares que algunos críticos de cine convencional expresaron su preocupación porque la industria adulta pudiera convertirse en un rival -y amenaza- para el cine tradicional.
La combinación de un incremento en la demanda junto con los grandes beneficios financieros de algunas de las películas XXX provoco la aparición de numerosos estudios cinematográficos y cineastas durante todos los años setenta. Sin embargo, este boom de la industria pornográfica no estuvo exento de reacciones negativas por determinados segmentos de la ciudadanía en Estados Unidos o Europa. Con la inmensa repercusión que tuvieron cintas como Garganta profunda o Detrás de la puerta verde, la población más conversadora quiso evitar como fuese el progreso de la industria adulta. La Corte Suprema de los Estados Unidos tomo la decisión de cambiar las leyes sobre obscenidad en 1973, cuyo impacto fue decisivo en toda la industria pornográfica. A partir de aquel momento, cualquier filme con sexo que no tuviera un valor literario, artístico, político o científico sería consideraro obsceno y, por ende, prohibido. Por lo tanto, las películas XXX de los años setenta tuvieron que emular las narrativas bien concebidas e interesantes del cine convencional. El sexo aquí pasaba a un segundo plano. Algo totalmente alejado de lo actual, donde los actos sexuales son protagonistas indiscutibles en las películas adultas, vídeos de sexo casero o videochats porno.
La atención de los estudios y cineastas se centró en producir un “marco” legítimo para el sexo con argumentos, tramas, desarrollo de los personajes y guiones más complejos con mucho diálogo. De este modo, la pornografía de la década de los 70 tomó una dirección completamente nueva. Esta Edad de Oro del porno se definió en gran medida por estas nuevas leyes de obscenidad y creó el género clásico de películas XXX que presentaban sexo duro, pero acompañado de una historia profunda. Conforme fue transcurriendo la década, las películas se hicieron más sofisticadas, ya que muchas de ellas emulaban las mismas técnicas de grabación que se empleaba en el Hollywood de ese momento. Algunas de las técnicas de producción más populares de este periodo incluyeron: iluminación suave, música ambiental, disfraces elaborados y decoradas con un importante valor artístico. Para mediados de 80, la Edad de Oro del porno estaba llegando a su fin, ya que la irrupción de los VHS cambio drásticamente la forma en la que se distribuían las películas. Ahora, las películas se distribuían directamente en vídeo para ser visualizadas en los hogares de la audiencia. Por lo tanto, las escenas podían mostrar contenido explícito sin la necesidad de una narrativa elaborada. Aquí es donde nació el porno tal y como lo conocemos hoy en día. Tanto en las películas adultas actuales como en los portales de videos caseros y las plataformas de cams porno en vivo.
La industria del porno en la década de 1980: los VHS cambián drásticamente la pornografía
Antes de los avances tecnológicos que los años 80 proporcionaron a los mercados de vídeos domésticos, los creadores de pornografía en los años 70 se enfocaron en generar material que se proyectaría en las salas de cine. Obviamente, esto implicaba una demanda más restringida. Era necesario demostrar que las películas XXX contaban con una narrativa fuerte para poder estrenarse en los cines, por lo que el sexo pasaba a un segundo plano. Las películas porno de esta época se elaboran con un alto presupuesto y debían adherirse a rigurosas normativas de obscenidad. Las cintas producidas a comienzos de esta década, especialmente por directores consolidados, aún se mantenían fieles al género "porno chic" de los años 70. No obstante, con las cintas VHS (visualización privada) y el vídeo por correo ganando popularidad, los creadores y estudios podían crear contenido XXX que se asemejaba más una categoría adulta. El resultado fue un incremento en la producción a gran escala de videos fetichistas (escenas BDSM similares a las que hoy podemos ver en plataformas como las webcams porno). De hecho, todas las categorías de películas adultas experimentaron un gran incremento en su producción a comienzos de la década de los 80.
Durante los ochenta, emergieron grandes directores en el ámbito del cine porno que comenzaron a probar nuevas técnicas de grabación (por ejemplo, el contenido adulto gonzo) dando lugar a nuevos géneros como el porno alternativo. Con el incremento en la demanda, las películas que se producían fueron reduciendo sus presupuestos de forma progresiva, con escenas más breves y con una percepción cada vez más “abiertamente gratuita”. Con filmes que ya no requerían una narrativa robusta, el diálogo y la historia de escenas pasaron a un segundo plano. Ahora, todo giraba entorno al sexo. Los avances tecnológicos de los 80 marco otro significativo cambio en la industria adulta. Pese a que transcurrirían varias décadas antes de que se experimentara un verdadero impacto, la grabación de porno casero se convirtió en una opción y las películas XXX amateurs también comenzaron a florecer en esta década. Pero los 80 no fueron todo buenas noticias para el cine porno. Un brote del virus SIDA en el seno de la industria adulta provoco que grandes artistas decidieran abandonar este mundo y, como resultado, las tasas de producción y venta cayeron de forma importante. Según algunos informes, más de 25 pornstar fallecieron durante esta época por el SIDA; incluida la leyenda de la pantalla John Holmes (1988).
El porno en la década de 1990: la llegada del porno en línea
Las películas para adultos que se estrenaron entre 1990 y 1999 se puede clasificar como pornografía de los años noventa. Sin embargo, algunos films presentados entre los años 2000 y 2002 incorporan escenas que se grabaron en los noventa. La pornografía de los años noventa no difiere mucho de las escenas que se ruedan en la actualidad, aunque su formato y método de distribución si eran muy diferentes. Durante la mayoría de los años 1990, el contenido para adultos se ofrecía a los usuarios mediante las célebres cintas en VHS. Con el paso de los años y la irrupción de nuevas tecnologías, las cintas VHS fueron progresivamente siendo sustituidas por películas XXX en formato DVD y, en última instancia, por el contenido adulto en línea (a finales de los noventa comenzaron a surgir los primeros sitios web adultos y plataformas de cams porno en vivo). La tecnología tuvo un impacto determinante en el formato y forma de distribución del contenido adulto, pero no se quedó ahí. Las imágenes y efectos de sonido de mayor calidad también ofreció a los directores y productores nuevos estilos para atraer la atención de los consumidores: contenidos pornográficos interactivos, secciones especializadas en temáticas eróticas de todo tipo, materiales adicionales, etc.
Durante este periodo, Internet también jugo un papel esencial en la forma en la que los usuarios accedían a la pornografía. En lugar de comprar o alquilar películas en videoclubs o ver porno a través de canales de televisión de pago, el usuario comenzó a consumir contenido adulto instantáneo por Internet. Eso sí, en aquel momento el acceso a pornografía en línea dejaba bastante que desear. Generalmente, los vídeos tardaban mucho en cargarse, y las imágenes y sonidos era de pésima calidad. La llegada de la primera pornografía en línea fue la que permitió el desarrollo posterior de portales de contenido adulto de alta calidad como Pornhub, Xvideos o XNXX. También de las increíbles plataformas de videochats porno que hoy podemos disfrutar. La industria del porno experimento en los años noventa una de sus etapas de mayor esplendor. La producción y venta de contenido adulto se extendió a todos los continentes, las escenas XXX se hicieron más profesionales y los argumentos de las películas se volvieron más diversos y estimulantes para el espectador. Todo esto supuso que algunas de las actrices porno de aquella época se convirtiera en verdaderas celebridades que trascendieron más allá del ámbito de la industria adulta. Hay infinidad de nombres dignos de mencionar que trabajaron como pornstars en la década de 1990: Tera Patrick, Tiffany Mynx, Nici Sterling, Jeanna Fina, Jill Kelly, Janine Lindemulder, Ashlyn Gere, Silvia Saint, Julia Ann, Racquel Darrian...
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